La Injusticia de las Etiquetas
Por: Eduardo Costas
Cada vez que se habla de un acto de violencia en nuestra sociedad, hay una palabra que se repite con inquietante frecuencia: “rugbier”. Este término se ha convertido en una etiqueta que, injustamente, se asocia con comportamientos violentos y delictivos. Pero, ¿cuánto tiempo se necesita para ser considerado un “rugbier”? ¿Es necesario haber jugado un año, meses, o cinco años? La realidad es que el rugby es solo uno de los muchos deportes que se practican en nuestro país, y no debería ser la carta de presentación de un comportamiento violento.

En Argentina, el fútbol es el deporte rey, y miles de personas lo juegan de manera amateur. Sin embargo, ante cada hecho delictivo, nunca se escucha la frase “ex futbolista mató, robó, asesinó o violó”. La diferencia en la forma en que se abordan estos términos es clara y preocupante. ¿Por qué la violencia que involucra a rugbiers se convierte en un estigma para todo un grupo, mientras que otros deportes gozan de una protección mediática y social?
Es lamentablemente injusto que una acción individual, que no representa a la totalidad de un deporte ni a sus valores, logre empañar la imagen de todos los que lo practican. El rugby, como cualquier otro deporte, promueve valores de camaradería, trabajo en equipo y respeto. Sin embargo, la generalización y la simplificación de las palabras llevan a la estigmatización, creando un ambiente de rechazo y desconfianza hacia un grupo que, en su mayoría, no tiene nada que ver con la violencia.
Es fundamental que nos cuestionemos el uso de estas etiquetas y cómo afectan la percepción social. La violencia no tiene un deporte, una camiseta o un nombre. Cada acto delictivo debe ser juzgado por sus hechos y no por la asociación que se pueda hacer con una actividad o una comunidad. La responsabilidad recae en los individuos, no en los colectivos.
En conclusión, es hora de dejar de lado las etiquetas injustas y empezar a ver a cada persona por sus acciones, no por el deporte que practica. La violencia es un problema serio que debemos abordar con seriedad y justicia, sin caer en la trampa de la generalización. La lucha contra la violencia debe ser colectiva, pero también debe ser justa.

Lo que el rugby debe hacer es sacar a los violentos y no dejarlos jugar más. Los clubes son las segundas casas donde los chicos están cuidados y se les transmite valores ejemplares. No importa si jugaste en los pumas en la primera de tu club o seas el gordito pilar que nadie ve tu trabajo, lo importante es que entre todos cuidemos este tipo de situaciones. Sin duda es uno de los deportes más formativos. El Chapa Branca lo explicó muy claro cuando fue lo de villa gesell