Los neozelandeses se impusieron por 28-14, pero los Springoks se quedaron con el título. No descollaron ni tuvieron tantos momentos de lucidez. Los All Blacks cumplieron con su trabajo: el triunfo por 28-14 ante los Wallabies los dejaba expectantes en la definición del Rugby Championship. Pero en el encuentro del segundo turno, los Springboks superaron a los Pumas por 29-27 y Sudáfrica retuvo el título del torneo de selecciones más importante hemisferio sur.

En el Optus Stadium de Perth, el escenario que durante el transcurso de la semana fue anunciado como la sede del partido inaugural del Mundial de 2027, los All Blacks hicieron su trabajo bajo una intensa lluvia que no cesó durante la segunda etapa. Cerraron su Rugby Championship con cuatro triunfos y dos caídas, alcanzaron los 19 puntos en la tabla de posiciones y extendieron a 11 la racha de éxitos consecutivos ante su rival de Oceanía.
Los hombres de negros mostraron oficio y expusieron algunas debilidades de los Wallabies, que todavía están en construcción. Es cierto que el local ha dado un salto cualitativo en este 2025, que ha progresado como equipo combativo y en volumen de juego, pero todavía les queda un largo camino para establecerse como una potencia y como un contendiente al título del mundo en dos años. Una defensa firme y la efectividad del primer tiempo le alcanzó a los conducidos por Scott Robertson para ganar con autoridad y punto bonus. El oficio y la sabiduría de jugar con las condiciones climáticas hizo que el resultado no corriera riesgo.
En la primera situación de ataque profundo, Nueva Zelanda golpeó a través de Leroy Carter, una de las grandes apariciones en este Rugby Championship. Explosivo y fuerte de piernas, el wing apoyó tres tries en los tres partidos que jugó y se afianzó en un puesto con muchísima competencia. El jugador de Chiefs fue una de las figuras del circuito de seven en las últimas temporadas y su transición al rugby de 15 fue rápida, con buenas producciones en el Super Rugby Pacific y un impacto inmediato en el rugby internacional. No sólo por los tries, sino por su trabajo sin la pelota, su compromiso en defensa y su fortaleza para mantenerse de pie.
En el try de Carter fue fundamental la potencia de Quinn Tupaea, una de las novedades en el equipo titular. El centro le devolvió la confianza a Scott Robertson y apoyó los otros dos tries de la primera mitad; el primero tras una situación insólita: Jordie Barrett ejecutó un rastrón y cuando fue a recoger la pelota le rebotó en la cabeza y terminó en una asistencia a su compañero en el centro de la cancha. Los All Blacks no la pasaban bien, perdían 9-5 por la puntería de Tane Edmed y reaccionaron con ese try. Revivieron y olieron sangre. Tres minutos más tarde Will Jordan jugó un penal rápido y asistió a Tupaea, que se sacó de encima a Tom Hooper y sumó su segundo try personal. En una cuestión de un abrir y cerrar de ojos se fueron arriba al descanso 17-9.
En la segunda mitad el visitante supo manejar los tiempos del partido y el resultado. Jugó lejos de su ingoal y ganó la batalla territorial. Si bien los Wallabies descontaron a través de Len Ikutau y mostraron ímpetu, el resultado no corrió riesgos. Errático durante el primer tiempo, Damian McKezie sostuvo a su equipo con dos penales y en la última jugada George Bower marcó el try del punto bonus.
La derrota como local de los Wallabies es un buen resultado para los Pumas pensando en el ranking. Seguirán séptimos por detrás de Argentina en la lucha por quedar en el Top 6 a fin de noviembre: los primeros seis serán cabezas de serie para el sorteo del Mundial 2027 que se realizará al 3 de diciembre. Los conducidos por Joe Schmidt no pudieron despedir con un triunfo la brillante carrera internacional de James Slipper, uno de los pilares de la vieja guardia, que se retiró de los Wallabies luego 15 años y 151 batallas. El pilar es el tercer jugador con más tests en la historia del rugby por detrás del galés Alun Wyn Jones (171) y el neozelandés Sam Whitelock (153).