En una noche inolvidable para el rugby europeo, Bordeaux venció 28-20 a Northampton en el Principality Stadium de Cardiff y se coronó campeón de la Champions Cup por primera vez en su historia. El equipo francés dio el gran golpe en suelo galés y escribió una página dorada en el libro del rugby continental.
El partido fue una verdadera batalla desde el inicio. El primer tiempo fue de altísimo nivel, con ambos equipos golpeando y respondiendo en un ida y vuelta constante. Alex Coles, con dos tries, ilusionó a los Saints, pero Damian Penaud —también por duplicado— y Adam Coleman, tras una jugada mágica de Matthieu Jalibert, mantuvieron a Bordeaux siempre en la pelea. El marcador reflejaba lo parejo del encuentro: 20-20 al descanso.

Los pateadores también fueron protagonistas en ese primer acto: Fin Smith aportó 10 puntos con su precisión para los ingleses, mientras que Jalibert sumó 5 unidades para los franceses, en un duelo de aperturas vibrante y cargado de tensión.
En el complemento, Northampton golpeó de entrada con un try de Henry Pollock, pero el TMO lo anuló por infracción previa. A partir de allí, los ingleses no pudieron volver a sumar. Bordeaux, en cambio, mostró personalidad, fue superior en el punto de contacto y controló el ritmo del partido con el liderazgo de su medio scrum y figura del partido, Maxime Lucu.
El golpe final llegó con un try de Cyril Cazeaux y un penal certero de Lucu, que sellaron el 28-20 definitivo y desataron el festejo de los franceses en Cardiff.
Con esta victoria, Bordeaux se sube a lo más alto del rugby europeo, dejando atrás a gigantes y demostrando que está para cosas grandes. El título no solo representa un logro deportivo, sino un hito que marca el inicio de una nueva era para el club.