En el mundo del rugby, la pasión y la dedicación son esenciales, pero no son suficientes por sí solas para forjar a un jugador completo. En una reciente entrevista, el entrenador de Los Pumas planteó un tema crucial que trasciende el campo de juego: la educación. “Lo que hay que darles a los jugadores son herramientas, no plata”, afirmó, subrayando la necesidad de formar individuos integralmente, no solo deportistas excepcionales.

El rugby, al igual que cualquier otra disciplina profesional, exige un compromiso que va más allá de los entrenamientos y los partidos. Los jóvenes jugadores deben entender que, para alcanzar el éxito, deben ser capaces de gestionar su tiempo, equilibrando la formación académica, el trabajo, el entrenamiento y sus relaciones personales. La realidad es que ser profesional no es solo una cuestión de recibir un salario; es, ante todo, una actitud de vida.
La frase “hay que entrenarse a las 7 de la mañana” resuena con la experiencia de todos aquellos que han recorrido este camino. Es un sacrificio que vale la pena, porque es en esos momentos de esfuerzo donde se forjan no solo grandes jugadores, sino también grandes personas. La disciplina, la resiliencia y la capacidad de organización son habilidades que se desarrollan en este periodo formativo y que servirán a los deportistas a lo largo de toda su vida.

Es fundamental que los jóvenes rugbistas comprendan que la educación no debe ser un obstáculo, sino un complemento. No podemos permitir que un jugador sienta que debe abandonar la facultad por la carga de los entrenamientos. Por el contrario, debemos ofrecer un entorno donde puedan continuar su formación académica sin renunciar a su pasión. Es un desafío, sí, pero también una oportunidad para crecer y aprender a equilibrar distintos aspectos de la vida.
El compromiso de los clubes y entrenadores debe ser el de ser una solución, no un problema. Promover un enfoque que permita a los jugadores cumplir con sus responsabilidades académicas y laborales, al tiempo que se desarrollan en el deporte, es esencial. No hay excusas para renunciar a la formación; el tiempo existe si hay voluntad.
Por lo tanto, el llamado es claro: hacer de la educación una prioridad en el desarrollo de los jugadores de rugby. Las herramientas que les proporcionemos hoy son las que les permitirán enfrentar con éxito los desafíos del mañana. En este sentido, el rugby no solo debe ser un camino hacia el profesionalismo, sino también una plataforma que impulse a los jóvenes a ser ciudadanos comprometidos, responsables y educados.

La educación es, sin duda, el verdadero triunfo en la vida de un jugador. Los que logran equilibrar ambas facetas, la deportiva y la académica, son los que realmente se preparan para el futuro, tanto dentro como fuera del campo. Así, el rugby se convierte en un vehículo de formación integral, donde cada pase, cada tackle y cada decisión se complementan con el aprendizaje y el crecimiento personal. En última instancia, lo que tenemos que ofrecerles a nuestros jugadores son herramientas para que crezcan como personas y como profesionales. Porque el verdadero éxito no se mide solo en puntos, sino en la capacidad de transformar la vida a través del deporte y la educación.
Creen que el rugby los va a salvar pero no es así, los jugadores dejan de estudiar, antes la mayoría de los Pumas eran profesionales, ahora ni terminan la secundaria.
Impecable. Totalmente de acuerdo. Como decia el Veco Villegas. El rugby es un medio y no un fin en si mismo!!!!