El pasado sábado se vivió una mañana especial para el rugby riojano: por invitación de Los Chelcos RC, las divisiones infantiles del Club Social Rugby participaron de un encuentro cargado de deporte, compañerismo y alegría. Los más chicos —de entre 6 y 14 años— disputaron micro partidos en un marco festivo que dejó en claro que el verdadero futuro de los clubes se construye desde abajo.

El evento, previo a los compromisos de las divisiones juveniles y del plantel superior —que enfrentaron a Hurones RC de Catamarca por una nueva fecha del torneo local—, puso en el centro de la escena al semillero, ese espacio fundamental donde nacen los valores, se fortalece la identidad del club y se gesta el sentido de pertenencia.
Ambas instituciones, comprometidas con el desarrollo integral del rugby, coincidieron en la necesidad de repetir y consolidar este tipo de encuentros. Por eso, ya hay fecha para la revancha: será el próximo sábado en la cancha de Los Chelcos, en zona sur, como antesala del clásico riojano que enfrentará a ambos clubes por la tercera fecha del Torneo Regional Centro.
🏉 La base de la pirámide: construir desde el semillero
Las divisiones infantiles no son solo una categoría más dentro del club. Son, en verdad, el corazón y la base de la pirámide que sostiene todo el sistema. Es allí donde los chicos y chicas dan sus primeros pasos con la ovalada, donde aprenden el respeto, el trabajo en equipo, el esfuerzo y la solidaridad. Es también el espacio donde las familias se acercan, se integran y muchas veces se convierten en parte activa del club: como entrenadores, colaboradores, dirigentes o simplemente como hinchas apasionados.

Invertir tiempo, energía y recursos en el bloque infantil es sembrar futuro. Cada encuentro, cada entrenamiento, cada tercer tiempo compartido es una semilla que, con el tiempo, puede dar grandes frutos: jugadores formados no solo en lo deportivo, sino también en lo humano. Además, un bloque infantil sólido asegura la continuidad de las divisiones juveniles y mayores, evitando esos baches generacionales que tanto afectan a los clubes en el interior del país.
Por eso es clave que las instituciones comprendan que el crecimiento deportivo y social del club depende en gran medida de la fuerza de sus divisiones formativas. Planificar, acompañar y potenciar a los infantiles no debe ser una acción aislada, sino una política central y sostenida en el tiempo. Sólo así podremos hablar de clubes con identidad, con pertenencia y con verdadero proyecto de desarrollo.
El rugby empieza en los más chicos. Y en ellos, empieza también el futuro de nuestros clubes.
🏉 El futuro empieza en los más chicos
Porque en cada pase, en cada caída y en cada abrazo entre infantiles, se construye algo mucho más grande que un club: se construye comunidad, valores y pertenencia.
Las divisiones infantiles son el alma de nuestras instituciones. Son la base que sostiene todo lo que vendrá: los juveniles, el plantel superior, los equipos de veteranos… y sobre todo, el orgullo de decir “este es mi club”.
Por eso, fortalecer el semillero no es una opción. Es una necesidad. Es el camino para que nuestro rugby crezca fuerte, con raíces profundas y con la mirada puesta en el mañana.
Hoy más que nunca, apostamos a las infancias, porque en sus risas, su entrega y su amor por la camiseta está el verdadero motor de nuestro deporte.
